Escrito por Alan MacLeod a travƩs de MintPress News ,
El gobierno talibĆ”n de AfganistĆ”n, la nación que hasta hace poco producĆa el 90 % de la heroĆna del mundo, ha reducido drĆ”sticamente el cultivo de opio en todo el paĆs. Fuentes occidentales estiman una reducción de hasta el 99% en algunas provincias. Esto plantea serias dudas sobre la seriedad de los esfuerzos de erradicación de drogas de EE.UU. en el paĆs durante los Ćŗltimos 20 aƱos. Y, a medida que se agotan los suministros mundiales de heroĆna, los expertos le dicen a MintPress News que temen que esto pueda desencadenar el uso creciente de fentanilo, una droga docenas de veces mĆ”s fuerte que la heroĆna que ya mata a mĆ”s de 100,000 estadounidenses al aƱo.
Los talibanes hacen lo que Estados Unidos no hizo
Ya ha sido llamado “el esfuerzo antinarcóticos mĆ”s exitoso en la historia de la humanidad”. Armados con poco mĆ”s que palos, equipos de brigadas antinarcóticos recorren el paĆs, talando los campos de amapolas de AfganistĆ”n.
En abril del aƱo pasado, el gobierno talibĆ”n en el poder anunció la prohibición del cultivo de amapola , citando tanto sus fuertes creencias religiosas como los costos sociales extremadamente daƱinos que la heroĆna y otros opioides, derivados de la savia de la planta de amapola, han provocado en todo AfganistĆ”n.
No ha sido todo fanfarronerĆa. Una nueva investigación de la empresa de datos geoespaciales Alcis sugiere que la producción de amapola ya se ha desplomado en un 80% desde el aƱo pasado. De hecho, las imĆ”genes satelitales muestran que en la provincia de Helmand, el Ć”rea que produce mĆ”s de la mitad de la cosecha, la producción de amapola se ha reducido en un asombroso 99%. Hace apenas 12 meses, los campos de amapolas eran dominantes. Pero Alcis estima que ahora hay menos de 1.000 hectĆ”reas de cultivo de amapola en Helmand.
En cambio, los agricultores estĆ”n plantando trigo, ayudando a evitar lo peor de una hambruna que las sanciones estadounidenses ayudaron a crear . AfganistĆ”n todavĆa se encuentra en un estado peligroso, sin embargo, con la advertencia de las Naciones Unidas de que seis millones de personas estĆ”n al borde de la inanición.

Los talibanes esperaron hasta 2022 para imponer la ansiada prohibición para no interferir con la temporada de cultivo. Si lo hiciera, habrĆa provocado malestar entre la población rural al erradicar un cultivo que los agricultores habĆan estado cultivando durante meses. Entre 2020 y fines de 2022, el precio del opio en los mercados locales aumentó hasta en un 700%. Sin embargo, dada la insistencia de los talibanes, y su eficiencia en la erradicación, pocos han tenido la tentación de plantar amapolas.
La prohibición de la amapola se ha visto acompaƱada por una campaƱa similar contra la industria de la metanfetamina, con el gobierno apuntando al cultivo de efedra y cerrando laboratorios de efedrina en todo el paĆs.
Una catƔstrofe inminente
AfganistĆ”n produce casi el 90% de la heroĆna del mundo. Por lo tanto, la erradicación del cultivo del opio tendrĆ” profundas consecuencias a nivel mundial sobre el consumo de drogas. Los expertos con los que habló MintPress advirtieron que una escasez de heroĆna probablemente producirĆa un gran aumento en el uso de opioides sintĆ©ticos como el fentanilo, una droga que el Centro para el Control de Enfermedades estima que es 50 veces mĆ”s fuerte y es responsable de quitarle la vida a mĆ”s de 100,000 estadounidenses. cada aƱo.
“Es importante tener en cuenta los perĆodos anteriores de escasez de heroĆna y el impacto que han tenido en el mercado europeo de drogas”, dijo a MintPress el Observatorio Europeo de Drogas y ToxicomanĆas (EMCDDA), y agregó :
La experiencia en la UE con perĆodos anteriores de suministro reducido de heroĆna sugiere que esto puede conducir a cambios en los patrones de suministro y uso de drogas. Esto puede incluir un mayor aumento en las tasas de uso de mĆŗltiples sustancias entre los consumidores de heroĆna. La sustitución de la heroĆna por opioides sintĆ©ticos mĆ”s daƱinos, incluidos el fentanilo y sus derivados y los nuevos y potentes opioides de bencimidazol, pueden plantear riesgos adicionales para los usuarios actuales”.
En otras palabras, si la heroĆna ya no estĆ” disponible, los usuarios cambiarĆ”n a formas sintĆ©ticas mucho mĆ”s mortales de la droga . Un informe de las Naciones Unidas de 2022 llegó a una conclusión similar, seƱalando que la represión de la producción de heroĆna podrĆa conducir al "reemplazo de la heroĆna o el opio por otras sustancias... como el fentanilo y sus anĆ”logos".
“Tiene ese peligro en el sentido macro, que si sacas toda esa heroĆna del mercado, la gente irĆ” a otros productos”, dijo Matthew Hoh a MintPress . Hoh es un exfuncionario del Departamento de Estado que renunció a su cargo en la provincia de Zabul, AfganistĆ”n, en 2009. “Pero la respuesta no debe ser volver a invadir AfganistĆ”n, volver a ocuparlo y devolver el poder a los capos de la droga, que es bĆ”sicamente lo que la gente estĆ” insinuando cuando lamentan las consecuencias de que los talibanes hayan detenido el trĆ”fico de drogas”, agregó Hoh; “La mayorĆa de las personas que hablan de esta manera y se preocupan en voz alta por eso son personas que quieren encontrar una razón para que Estados Unidos vaya y afecte el cambio de rĆ©gimen en AfganistĆ”n”.
Ciertamente ha habido muchas crĆticas de fuentes estadounidenses. “PolĆtica exterior”, escribió sobre “cómo la 'guerra contra las drogas' de los talibanes podrĆa resultar contraproducente”; “Radio Free Europe/Radio Liberty”, financiada por el gobierno de EE. UU., afirmó que los talibanes estaban “haciendo la vista gorda ante la producción de opio”, a pesar de la prohibición oficial. Y el Instituto de Paz de los Estados Unidos, una institución creada por el Congreso que estĆ” “dedicada a la propuesta de que es posible un mundo sin conflictos violentos”, afirmó enfĆ”ticamente que “la exitosa prohibición del opio de los talibanes es mala para los afganos y el mundo”.
Esta catĆ”strofe que se avecina, sin embargo, no llegarĆ” de inmediato. TodavĆa existen importantes reservas de drogas a lo largo de las rutas de trĆ”fico. Como dijo el EMCDDA a MintPress :
Pueden pasar mĆ”s de 12 meses antes de que la cosecha de opio aparezca en el mercado minorista europeo de drogas como heroĆna, por lo que es demasiado pronto para predecir, en esta etapa, el impacto futuro de la prohibición del cultivo en la disponibilidad de heroĆna en Europa. No obstante, si la prohibición del cultivo de opio se hace cumplir y se mantiene, podrĆa tener un impacto significativo en la disponibilidad de heroĆna en Europa durante 2024 o 2025”.
Sin embargo, hay pocos indicios de que los talibanes no se tomen en serio la erradicación de la cosecha, lo que indica que se avecina una crisis de heroĆna.
Un intento similar por parte de los talibanes de eliminar la droga ocurrió en 2000, el Ćŗltimo aƱo completo que estuvieron en el poder. Tuvo un Ć©xito extraordinario, ya que la reducción del opio cayó de 4.600 toneladas a solo 185 toneladas. En ese momento, se necesitaron alrededor de 18 meses para que las consecuencias se sintieran en Occidente. En el Reino Unido, la pureza promedio de la heroĆna cayó del 55 % al 34 %, mientras que en los Estados bĆ”lticos de Estonia, Letonia y Lituania, la heroĆna fue reemplazada en gran medida por fentanilo. Sin embargo, tan pronto como los Estados Unidos invadieron en 2001, el cultivo de amapola volvió a los niveles anteriores y la cadena de suministro se reinició.
Complicidad de Estados Unidos en el trƔfico de drogas afgano
La exitosa campaƱa de los talibanes para erradicar la producción de drogas ha arrojado una sombra de duda sobre la efectividad de los esfuerzos liderados por los estadounidenses para lograr el mismo resultado. "Provoca la pregunta: '¿QuĆ© estĆ”bamos logrando realmente allĆ?'", Comentó Hoh, subrayando:
Esto socava una de las premisas fundamentales detrĆ”s de las guerras: la supuesta asociación entre los talibanes y el narcotrĆ”fico, un concepto de nexo narcoterrorista. Sin embargo, esta noción era falaz. La realidad era que AfganistĆ”n era responsable de un asombroso 80-90% del suministro de opiĆ”ceos ilĆcitos del mundo. Los principales controladores de este comercio eran el gobierno y el ejĆ©rcito afganos, entidades que mantuvimos en el poder”.
Hoh aclaró que nunca presenció personalmente ni recibió informes de participación directa de tropas o funcionarios estadounidenses en el trĆ”fico de narcóticos. En cambio, sostuvo que existió un “alejamiento consciente y deliberado de los acontecimientos que se desarrollaban” durante su mandato en AfganistĆ”n.'

Suzanna Reiss, acadĆ©mica de la Universidad de HawĆ”i en Manoa y autora de " We Sell Drugs: The Alchemy of US Empire ", demostró una perspectiva aĆŗn mĆ”s cĆnica sobre los esfuerzos antinarcóticos estadounidenses cuando transmitió a MintPress:
Estados Unidos nunca se ha centrado realmente en reducir el trĆ”fico de drogas en AfganistĆ”n (ni en ningĆŗn otro lugar). Dejando a un lado toda la retórica elevada, EE. UU. ha estado feliz de trabajar con narcotraficantes si la medida promovĆa ciertos intereses geopolĆticos (y de hecho, lo hizo, o al menos hizo la vista gorda a sabiendas, cuando grupos como la Alianza del Norte dependĆan de las drogas para financiar su movimiento polĆtico contra el rĆ©gimen.)”.
La transformación de AfganistĆ”n en un narcoestado preeminente tiene una deuda significativa con las acciones de Washington. El cultivo de amapola en la dĆ©cada de 1970 era relativamente limitado. Sin embargo, la marea cambió en 1979 con el inicio de la Operación Ciclón, una infusión masiva de fondos a las facciones muyahidines afganas con el objetivo de agotar a las fuerzas armadas soviĆ©ticas y poner fin a su presencia en AfganistĆ”n. Estados Unidos dirigió miles de millones hacia los insurgentes, pero sus necesidades financieras persistieron. En consecuencia, los muyahidines se adentraron en el trĆ”fico de drogas ilĆcitas. Para la culminación de la Operación Ciclón, la producción de opio de AfganistĆ”n se habĆa multiplicado por veinte. El profesor Alfred McCoy, aclamado autor de "La polĆtica de la heroĆna: la complicidad de la CIA en el comercio global de drogas", compartió con MintPress que aproximadamente el 75 % de la producción ilegal de opio del planeta procedĆa ahora de AfganistĆ”n, y una parte sustancial de las ganancias se canalizaba a EE. UU. -facciones rebeldes respaldadas.
DesentraƱando la crisis de los opiƔceos: un desastre inminente
La crisis de los opioides es la peor epidemia de adicción en la historia de los Estados Unidos. A principios de este aƱo, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, describió el problema del fentanilo estadounidense como “el mayor desafĆo que enfrentamos como paĆs”. Casi 110,000 estadounidenses murieron por sobredosis de drogas en 2021, siendo el fentanilo, con mucho, la causa principal. Entre 2015 y 2021, el Instituto Nacional de Salud registró un aumento de casi 7,5 veces en las muertes por sobredosis. La revista mĆ©dica The Lancet predice que 1,2 millones de estadounidenses morirĆ”n por sobredosis de opioides para 2029.
Funcionarios estadounidenses culpan a los cĆ”rteles mexicanos por contrabandear el analgĆ©sico sintĆ©tico a travĆ©s de la frontera sur ya China por producir los quĆmicos necesarios para fabricar la droga.
Los estadounidenses blancos son mÔs propensos a abusar de este tipo de drogas que otras razas. Los adultos de 35 a 44 años experimentan las tasas mÔs altas de muertes, aunque las muertes entre las personas mÔs jóvenes estÔn aumentando. La América rural se ha visto particularmente afectada; un estudio de 2017 realizado por National Farmers Union y American Farm Bureau Federation encontró que el 74% de los agricultores se han visto directamente afectados por la epidemia de opioides. West Virginia y Tennessee son los estados mÔs afectados.
Para el escritor Chris Hedges, que proviene de la zona rural de Maine, la crisis del fentanilo es un ejemplo de una de las muchas "enfermedades de la desesperación" que sufre Estados Unidos . Ha surgido, segĆŗn Hedges, “de un mundo decadente donde la oportunidad, que confiere estatus, autoestima y dignidad, se ha secado para la mayorĆa de los estadounidenses. Son expresiones de aguda desesperación y morbosidad”. En esencia, cuando el sueƱo americano se desvaneció, fue reemplazado por una pesadilla americana. Que los hombres blancos sean las principales vĆctimas de estas enfermedades de desesperación es una consecuencia irónica de nuestro sistema injusto. Hedges Como explicó :
Los hombres blancos, mĆ”s fĆ”cilmente seducidos por el mito del sueƱo americano que las personas de color que entienden cómo el sistema capitalista estĆ” manipulado en su contra, a menudo sufren sentimientos de fracaso y traición, en muchos casos cuando estĆ”n en la mediana edad. Esperan, debido a las nociones de la supremacĆa blanca y los lugares comunes capitalistas sobre el trabajo duro que conduce al progreso, estar en ascenso. Creen en el Ć©xito”.
En este sentido, es importante situar la crisis de la adicción a los opiĆ”ceos en un contexto mĆ”s amplio del declive estadounidense, donde las oportunidades de Ć©xito y felicidad son cada vez menores que nunca, en lugar de atribuirlo a los individuos. “Lancet” Como escribió : “Los enfoques punitivos y estigmatizantes deben terminar. La adicción no es un defecto moral. Es una condición mĆ©dica y representa una amenaza constante para la salud”.
Un “problema exclusivamente estadounidense”
Casi 10 millones de estadounidenses abusan de los opioides recetados cada aƱo y a un ritmo mucho mĆ”s alto que en paĆses desarrollados comparables. Las muertes por sobredosis de opioides en los Estados Unidos son diez veces mĆ”s comunes per cĆ”pita que en Alemania y mĆ”s de 20 veces mĆ”s frecuentes en Italia, por ejemplo.
Gran parte de esto se debe al sistema de salud con fines de lucro de los Estados Unidos. Es mucho mĆ”s probable que las compaƱĆas de seguros privadas estadounidenses favorezcan la prescripción de medicamentos y pĆldoras que las terapias mĆ”s costosas que llegan a la raĆz del problema que genera la adicción en primer lugar. Como tal, la crisis de los opiĆ”ceos se conoce comĆŗnmente como un "problema exclusivamente estadounidense".
Parte de la razón por la que los mĆ©dicos estadounidenses son mucho mĆ”s propensos a administrar analgĆ©sicos excepcionalmente fuertes que sus homólogos europeos es que fueron objeto de una campaƱa de marketing hiperagresiva de Purdue Pharma, fabricantes del poderoso opioide OxyContin. Purdue lanzó OxyContin en 1996, y sus agentes invadieron los consultorios mĆ©dicos para impulsar la nueva “droga maravillosa”.
Sin embargo, demanda tras demanda, la compaƱĆa ha sido acusada de mentir sobre la efectividad y la adicción de OxyContin, una droga que ha enganchado a innumerables estadounidenses a los opioides. Y cuando los opioides recetados legales pero increĆblemente adictivos se agotaron, los estadounidenses recurrieron a sustancias ilĆcitas como la heroĆna y el fentanilo como sustitutos.
Los propietarios de Purdue Pharma, la familia Sackler, han regularmente sido descritas como la familia mÔs malvada de Estados Unidos, y muchos culpan directamente a ellos de los cientos de miles de muertes por sobredosis. En 2019, bajo el peso de miles de demandas en su contra, Purdue Pharma se declaró en bancarrota. Un año después, se declaró culpable de cargos penales por la comercialización indebida de OxyContin.
Sin embargo, los Sacklers salieron como bandidos de sus acciones. Incluso despuĆ©s de verse obligados el aƱo pasado a pagar casi $6 mil millones en efectivo a las vĆctimas de la crisis de los opioides, siguen siendo una de las familias mĆ”s ricas del mundo y se han negado a disculparse por su papel en la construcción de un imperio del dolor que ha causado cientos de miles de muertes. .
En cambio, la familia ha intentado lavar su imagen a travĆ©s de la filantropĆa, patrocinando muchas de las instituciones artĆsticas y culturales mĆ”s prestigiosas del mundo. Estos incluyen el Museo Guggenheim y el Museo Metropolitano de Arte en la ciudad de Nueva York, la Universidad de Yale y el Museo BritĆ”nico y la Academia Real en Londres.
Un grupo que se ve afectado de manera desproporcionada por los opioides como OxyContin, la heroĆna y el fentanilo son los veteranos. SegĆŗn los Institutos Nacionales de Salud, los veteranos tienen el doble de probabilidades de morir por sobredosis que la población general. Una de las razones de esto es la burocracia. “La Administración de Veteranos hizo un trabajo realmente pobre en las Ćŗltimas dĆ©cadas con su manejo del dolor, particularmente su dependencia de los opioides”, dijo Hoh, un ex infante de marina, a MintPress, y seƱaló que el VA prescribió opioides peligrosos a un ritmo mĆ”s alto que otras agencias de atención mĆ©dica.
Los ex soldados a menudo tienen que hacer frente a dolores crónicos y lesiones cerebrales. Hoh señaló que alrededor de un cuarto de millón de veteranos de AfganistÔn e Irak tienen lesiones cerebrales traumÔticas. Pero a eso se suman las profundas lesiones morales que muchos sufrieron, lesiones que normalmente no se pueden ver. Como señaló Hoh:
Los veteranos estĆ”n recurriendo a [opioides como el fentanilo] para lidiar con las consecuencias mentales, emocionales y espirituales de la guerra, usĆ”ndolos para calmar la angustia, tratar de encontrar algo de alivio, escapar de la depresión y lidiar con los demonios que regresan a casa con veteranos que tomaron parte en esas guerras”.
Por lo tanto, si el programa de erradicación del opio de los talibanes continĆŗa, podrĆa desencadenar una crisis de fentanilo que podrĆa matar a mĆ”s estadounidenses que los 20 aƱos de ocupación.
Sociedad rota
Si las enfermedades de la desesperación son comunes en los Estados Unidos, estÔn muy extendidas en el propio AfganistÔn. global Un informe publicado en marzo reveló que los afganos son, con mucho, las personas mÔs miserables de la Tierra. Los afganos evaluaron sus vidas con 1,8 de 10: los últimos y muy por detrÔs de Finlandia (7,8 de 10).
La adicción al opio en AfganistÔn estÔ fuera de control, con alrededor del 9% de la población adulta (y una cantidad significativa de niños) adicta. Entre 2005 y 2015, el número de consumidores adultos de drogas saltó de 900.000 a 2,4 millones, según Naciones Unidas , que estima que casi uno de cada tres hogares estÔ directamente afectado por la adicción. Como el opio se inyecta con frecuencia, las enfermedades transmitidas por la sangre, como el VIH, también son comunes.
El problema de los opiĆ”ceos tambiĆ©n se ha extendido a paĆses vecinos como IrĆ”n y PakistĆ”n. Un informe de las Naciones Unidas de 2013 estimó que casi 2,5 millones de paquistanĆes abusaban de los opioides, incluido el 11% de las personas en la provincia noroccidental de Khyber Pakhtunkhwa. Alrededor de 700 personas mueren cada dĆa por sobredosis.
imperio de las drogas
Dada su historia, tal vez sea comprensible que las naciones asiÔticas en general hayan tomado medidas mucho mÔs autoritarias para contrarrestar los problemas de adicción a las drogas. Durante siglos, el uso del comercio ilegal de drogas para avanzar en los objetivos imperiales ha sido una tÔctica occidental común. En las décadas de 1940 y 1950, los franceses utilizaron cultivos de opio en la región del "TriÔngulo Dorado" del sudeste asiÔtico para contrarrestar el creciente movimiento de independencia vietnamita.
Un siglo antes, los britĆ”nicos utilizaron el opio para aplastar y conquistar gran parte de China. La sed insaciable de Gran BretaƱa por el tĆ© chino estaba comenzando a llevar al paĆs a la bancarrota, ya que China solo aceptaba oro o plata a cambio. Los britĆ”nicos, por lo tanto, utilizaron el poder de su marina para obligar a China a ceder Hong Kong. Desde allĆ, inundó China continental con opio cultivado en el sur de Asia (incluido AfganistĆ”n).
El efecto de la Guerra del Opio fue asombroso . En 1880, los britĆ”nicos inundaban China con mĆ”s de 6500 toneladas de opio al aƱo, el equivalente a muchos miles de millones de dosis. La sociedad china se derrumbó, incapaz de lidiar con la dislocación social y económica en todo el imperio que trajeron millones de adictos al opio. Hoy en dĆa, los chinos continĆŗan refiriĆ©ndose al perĆodo como el “siglo de la humillación”.
Mientras tanto, en el sur de Asia, los britÔnicos obligaron a los agricultores a plantar campos de amapolas en lugar de cultivos comestibles, lo que provocó oleadas de hambrunas gigantes , como nunca antes o desde entonces.
Y durante la dĆ©cada de 1980 en AmĆ©rica Central, Estados Unidos vendió armas a IrĆ”n para financiar los escuadrones de la muerte de la Contra de extrema derecha. Los Contras estaban profundamente implicados en el trĆ”fico de cocaĆna, alimentando su guerra sucia a travĆ©s de la venta de crack en los EE. UU., una prĆ”ctica que, segĆŗn el periodista Gary Webb, la Agencia Central de Inteligencia facilitó.
El imperialismo y las drogas ilĆcitas, por lo tanto, comĆŗnmente van de la mano. Sin embargo, con el esfuerzo de erradicación del opio talibĆ”n en plena vigencia, junto con el fenómeno exclusivamente estadounidense de la adicción a los opiĆ”ceos, es posible que Estados Unidos sufra un retroceso significativo en los próximos aƱos. Es probable que la epidemia mortal de fentanilo solo empeore, cobrando innecesariamente cientos de miles de vidas estadounidenses mĆ”s. Por lo tanto, incluso cuando AfganistĆ”n intenta deshacerse de su problema mortal de adicción a las drogas, sus acciones podrĆan precipitar una epidemia que promete matar a mĆ”s estadounidenses que cualquiera de los esfuerzos imperiales de Washington hasta la fecha.
Foto destacada | Ilustración de MintPress News
Alan MacLeod es redactor sĆ©nior de MintPress News. DespuĆ©s de completar su doctorado en 2017, publicó dos libros: Bad News From Venezuela: Twenty Years of Fake News and Misreporting and Propaganda in the Information Age: Still Manufacturing Consent , asĆ como una serie de acadĆ©micos artĆculos . TambiĆ©n ha colaborado con FAIR.org , The Guardian , Salon , The Grayzone , Jacobin Magazine y Common Dreams .
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