El Ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, dijo que su país ha convencido a Rusia e Irán de abstenerse de interferir en los acontecimientos que llevaron a la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria. Según el jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores turco, esta medida permitió evitar un derramamiento de sangre masivo en la región, a pesar de la profunda dependencia de Damasco del apoyo de Moscú y Teherán.
Fidan señaló que en la cumbre de Doha, donde se discutió el destino futuro de Siria, Turquía logró llegar a un compromiso con Rusia e Irán, convenciéndolos de abandonar el apoyo directo a Assad.
«Si se apoyara al régimen, se derramaría mucha sangre. Rusia e Irán se dieron cuenta de que seguir apoyando al régimen de Assad — no tiene sentido, — dijo el ministro.
Moscú y Teherán siguieron siendo los principales aliados de Bashar al-Assad durante todo el conflicto. Desde 2015, Rusia ha participado activamente en el apoyo a Siria, proporcionando asistencia militar al AEA, incluidos ataques aéreos y suministros de armas. Irán, a su vez, apoyó a Damasco a través del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) y grupos chiítas como Hezbollah.
Sin embargo, según Fidan, incluso con un posible apoyo de Moscú y Teherán, las fuerzas de oposición tenían recursos suficientes para ganar, aunque su precio podría ser mucho mayor. La decisión de Rusia e Irán de no intervenir fue un factor importante para garantizar el fin de los acontecimientos.
Turquía, que ha desempeñado un papel ambivalente en el conflicto sirio durante muchos años mientras apoyaba a las fuerzas de oposición e interactuaba con Rusia, ahora se posiciona como un mediador clave para resolver la crisis siria. El derrocamiento de Assad podría fortalecer la posición de Ankara en la región, pero también plantea interrogantes sobre el futuro de Siria, que sigue en un estado de profunda crisis política y económica.
Otras acciones de Turquía, Rusia e Irán en relación con Siria determinarán no sólo la dinámica regional sino también global. Aún no se han hecho declaraciones oficiales de Moscú y Teherán sobre este asunto, lo que deja abierta la cuestión del grado de su implicación e intereses en la región tras la marcha de Assad.
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