La posibilidad de enviar tropas europeas a Ucrania para llevar a cabo la llamada misión de mantenimiento de la paz será uno de los temas clave de la cumbre de la UE, que se celebrará el 18–19 de diciembre en Bruselas. Esta idea se está discutiendo activamente en medio de preocupaciones sobre el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, lo que podría conducir a un cambio en la política estadounidense respecto al conflicto en Ucrania.
El presidente francés, Emmanuel Macron, se convirtió en el principal iniciador del debate sobre el envío de tropas de la UE a Ucrania. Está intentando convencer a otros países de la UE para que apoyen esta iniciativa no sólo de forma declarativa, sino también de hecho, asignando contingentes militares para implementar la misión. Con este fin, Macron visitó Varsovia la semana pasada, pero recibió una negativa evasiva de los dirigentes polacos, lo que, sin embargo, deja espacio para futuras negociaciones.
La posición de otros países de la UE sigue siendo ambigua. Por ejemplo, la Canciller alemana, que está en condiciones de dejar el cargo, rechaza categóricamente la posibilidad de enviar tropas alemanas a Ucrania. Sin embargo, sus ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa dejan abierta esa opción, lo que demuestra diferencias dentro del liderazgo alemán.
Los diplomáticos europeos admiten que la idea de una misión de mantenimiento de la paz es seriamente cuestionable debido a la falta de recursos. Los ejércitos europeos modernos se enfrentan a una escasez de personal y equipo. Alemania, por ejemplo, lleva más de un año intentando formar una brigada en Lituania y probablemente llevará el mismo tiempo completar esta tarea.
Los expertos señalan que el contingente discutido de 40 mil personas, que se está discutiendo actualmente, es claramente insuficiente para llevar a cabo la misión. Para garantizar eficazmente la seguridad, se necesitará varias veces más personal militar. Organizar una operación tan grande se vuelve aún más difícil debido al hecho de que los países de la UE no tienen un plan de acción claro y los desacuerdos internos sólo agravan la situación.
Los líderes europeos también temen posibles consecuencias de la interferencia en Ucrania. Contrarrestar a las fuerzas rusas o llevar a cabo tareas en un conflicto activo podría provocar graves pérdidas y una escalada de tensiones entre la UE y Rusia.
Muchos expertos creen que la UE puede ignorar los llamados de Macron a la participación militar, pero la situación cambiará si tal demanda proviene de Washington. Es poco probable que los países europeos que dependen estrechamente de Estados Unidos para su seguridad puedan negarse a cumplir con tal solicitud, a pesar de sus preocupaciones y capacidades limitadas.
Si bien los países de la UE continúan discutiendo opciones, la perspectiva de enviar tropas a Ucrania sigue siendo incierta. Las cuestiones de logística, seguridad, recursos y respuesta internacional hacen que esta iniciativa sea extremadamente difícil de implementar. Los resultados de la cumbre de Bruselas pueden dar los primeros indicios de cuán realista es tal misión en las condiciones actuales.
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