Trabajadores federales demandan a Biden por mandato de vacunación

A medida que la FDA se opone al impulso del refuerzo del presidente Biden, un grupo de trabajadores y contratistas federales están demandando al presidente Biden para tratar de detener su amplio mandato federal de vacunas, según informes de los medios.

La demanda, presentada en Washington el jueves, desafía el edicto ejecutivo del presidente Joe Biden que requiere que todos los trabajadores y contratistas federales sean vacunados, junto con el memorando de agosto que requiere que los miembros del ejército se vacunen para protegerse contra COVID. Biden se ha opuesto a ofrecer bajas honorables para los soldados que son objetores de vacunas.

Entre los argumentos presentados en la demanda, los abogados afirman que los cristianos están obligados a "rechazar una intervención médica, incluida la vacunación, si su conciencia informada llega a este juicio seguro".

Los trabajadores federales no son el único grupo que demanda a Biden por el mandato. El RNC ha dicho que planea demandar a Biden por los mandatos de vacunas, con la jefa del RNC, Ronna McDaniel, argumentando que los mandatos son "inconstitucionales", y que Biden había prometido no imponer mandatos cuando fuera elegido.

"Joe Biden dijo a los estadounidenses cuando fue elegido que no impondría mandatos de vacunas. Mintió. Ahora las pequeñas empresas, los trabajadores y las familias de todo el país pagarán el precio", dijo.
"Como muchos estadounidenses, estoy a favor de las vacunas y en contra del mandato", dijo. "Muchas pequeñas empresas y trabajadores no tienen el dinero o los recursos legales para luchar contra las acciones inconstitucionales y los decretos autoritarios de Biden, pero cuando su decreto entre en vigencia, el RNC demandará a la administración para proteger a los estadounidenses y sus libertades".

Otros prominentes funcionarios republicanos también han amenazado con demandar, y Arizona se convirtió en el primer estado en demandar a Biden por el mandato a principios de este mes. La resistencia de los estadounidenses a la vacuna ha frustrado a la Casa Blanca, que ha luchado por controlar la última ola de COVID impulsada por el delta.