- El profesor Neil Ferguson, gran sacerdote del liberalismo aplicado a la administración de los hospitales e inventor del confinamiento generalizado contra el Covid-19.
- En otras épocas, los dirigentes polÃticos europeos seguÃan los consejos de sus astrólogos. Hoy hacen lo que les indican los especialistas en estadÃstica del Imperial College. Estos últimos siempre les han servido todos los argumentos imaginables para justificar el liberalismo en materia de salud pública. Y ahora predicen millones de defunciones, aunque esas predicciones carecen de rigor cientÃfico. El autor revela como estos charlatanes se han apoderado del control de las polÃticas que aplican la Unión Europea, el Reino Unido y varios estados en Estados Unidos.
La creación del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades
Hace unos 20 años que los dirigentes polÃticos occidentales vienen tratando de utilizar los conocimientos estadÃsticos sobre las epidemias para determinar cuáles son la opciones correctas en caso de peligro. A raÃz de la epidemia de SRAS (SÃndrome Respiratorio Agudo Severo) registrada en 2003, la Unión Europea se dotó en 2005 de un Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, sigla en inglés). Durante el segundo semestre de 2008, ese centro organizó un coloquio para estudiar si era oportuno cerrar las escuelas ante una epidemia de gripe y determinar en qué momento habrÃa que decretar tal cierre y cuándo levantarlo. En aquella época no se hablaba de decretar un confinamiento generalizado de toda la población.
La principal contribución la hicieron el profesor británico Neil Ferguson y el investigador francés Simon Cauchemez, ambos del Imperial College de Londres, quienes comparaban los datos estadÃsticos de los cierres de escuelas en Hong Kong en 2003 y 2008, del cierre de escuelas provocado en Israel por la huelga de educadores del 2000, del impacto de las vacaciones escolares por zonas en Francia desde 1984 hasta 2006, del cierre de las escuelas infectadas por la gripe en Francia en 1957 y las estadÃsticas de la gripe española en ciertas ciudades de Estados Unidos y en Australia en 1918. También ponÃan de relieve las desigualdades e injusticias vinculadas a los cierres de escuelas en el Reino Unido y Estados Unidos.
A partir de aquel momento, el problema fue planteado al revés. Los expertos habÃan observado que los cierres de las escuelas no tenÃan ningún efecto notable en la cantidad final de decesos sino sólo en la rapidez de la propagación de la enfermedad. Su único objetivo era resolver la gestión del número de camas de hospitales. Las estadÃsticas dejaron de estar al servicio de los europeos para ponerse al servicio de una ideologÃa: la gestión liberal del Estado.
Bernard Kouchner, el ministro de Exteriores de Francia que organizó aquel coloquio, habÃa sido varias veces ministro de Salud (de 1992 a 1993, de 1997 a 1999 y de 2001 a 2002) y desde el ministerio de Salud habÃa iniciado la reorganización del sistema hospitalario francés… pero no siguiendo criterios médicos sino según una lógica de rentabilidad. En alrededor de 15 años, Francia economizó cantidades sustanciales de fondos eliminando un 15% de las camas disponibles en los hospitales. Sin embargo, ese “ahorro” de fondos fue Ãnfimo cuando se compara con el enorme costo actual del confinamiento.
- El profesor Trofim Lysenko decÃa que, mediante la aplicación de la dialéctica marxista a las ciencias naturales, habÃa demostrado que la ciencia genética “pequeño burguesa” estaba equivocada. Según Lysenko, de la misma manera que el socialismo generaba un hombre nuevo, también era posible modificar la genética de las plantas mediante la organización de los campos de cultivo. Las idioteces de Lysenko fueron elevadas a la categorÃa de verdad oficial en tiempos del stalinismo. La sumisión de la ciencia a la ideologÃa siempre tiene consecuencias nefastas.
El charlatanismo del profesor Neil Ferguson
El profesor Neil Ferguson está clasificado como “la” referencia europea en materia de modelización de las epidemias. Sin embargo:



A pesar de todo lo anterior, Neil Ferguson se convirtió en consejero del Banco Mundial y de numerosos gobiernos.
Fue Neil Ferguson quien, el pasado 12 de marzo, hizo llegar al presidente francés Emmanuel Macron una nota confidencial en la que le auguraba medio millón de muertes en Francia. Muy impresionado, el presidente Macron decidió, esa misma tarde, ordenar el confinamiento generalizado de la población francesa. Fue también el profesor Neil Ferguson quien anunció públicamente, el 16 de marzo, que el Reino Unido registrarÃa 550 000 de muertes –anuncio que obligó el gobierno británico a revisar su polÃtica– y 1,2 millones de decesos para Estados Unidos.
El investigador francés Simon Cauchemez, quien hasta 2009 fue el brazo derecho de Neil Ferguson, hoy dirige la unidad de modelización del Instituto Pasteur. Por supuesto, Cauchemez es miembro del Comité CientÃfico instaurado por la presidencia de Francia, donde propuso el confinamiento generalizado de la población. El Comité fue creado por el profesor Jerome Salomon, director general de la Salud, y también hijo espiritual y ex consejero técnico del ya mencionado Bernard Kouchner.
La influencia del equipo de Neil Ferguson se basa en una estafa intelectual, según la cual la llamada «biologÃa matemática» (sic) justificarÃa la aplicación del modelo económico liberal a la gestión de los servicios de salud.
El problema es que las estadÃsticas permiten evaluar los efectos de tal o más cuál medida, pero sólo a posteriori. Sin embargo, las estadÃsticas no permiten predecir el comportamiento de un organismo viviente, en este caso el comportamiento de un virus. Hay que empezar por entender que el “objetivo” de un virus no es matar sino sólo propagarse. El virus sólo mata involuntariamente, cuando el organismo vivo en el que logra instalarse no dispone de los anticuerpos adecuados. O sea, el virus no se propone matar a su portador, ni hacer desaparecer completamente una especie… simplemente porque desaparecerÃa con ella.
En todo caso, extrapolar medidas utilizadas ante epidemias de gripe aplicándolas a la actual epidemia de Covid-19 es algo totalmente absurdo: la gripe afecta un gran número de niños, lo cual no sucede con el Covid-19, que –hablando en términos demográficos– mata principalmente personas de la llamada “tercera edad”, diabéticas y con problemas de hipertensión. La carga viral de los niños contaminados con el Covid-19 es muy ligera, tanto que ni siquiera se sabe aún si pueden llegar a ser contagiosos.
El 22 de marzo, el profesor Neil Ferguson reconoció haber hecho sus cálculos sobre la epidemia de Covid-19 basándose en una base de datos sobre epidemias de gripe de hace 13 años.
O sea, a este gurú de la ciencia occidental ya no le basta con elaborar justificaciones para las polÃticas liberales aplicadas a la salud pública. Ahora se dedica también a aconsejar el encierro de poblaciones enteras. Para enmascarar la verdad de esa deriva, los partidarios del profesor Ferguson desvÃan la atención del público aconsejando el uso generalizado de mascarillas quirúrgicas, que en realidad –como ya explicamos aquÖ también carece de verdadera utilidad ante la epidemia [1]
- Los resultados obtenidos en Marsella por el profesor Didier Raoult son elocuentes. Sin embargo, este virólogo francés es objeto de una campaña orquestada contra él por los seguidores del profesor Neil Ferguson, exactamente como los especialistas soviéticos en genética que fueron perseguidos por los partidarios de Trofim Lysenko.
La polémica alrededor del profesor Didier Raoult
Estas explicaciones arrojan una nueva luz sobre la polémica entre los partidarios del profesor Neil Ferguson y los discÃpulos del virólogo francés Didier Raoult [2]. Contrariamente a lo que se afirma en la prensa, no se trata de un problema de metodologÃa. En realidad, es una cuestión de finalidad.
Neil Ferguson es un charlatán que hoy se ve atrapado en su propia charlatanerÃa mientras que Didier Raoult es un médico clÃnico. Los adeptos de Ferguson necesitan muertos para creer en su religión. Los discÃpulos del virólogo Didier Raoult se dedican al cuidado de los enfermos.
No estamos ante un debate cientÃfico sino ante una guerra de errores repetidos a pesar de las realidades de la ciencia. Es sorprendente oÃr a miembros del Comité CientÃfico de la presidencia de Francia reprocharle al profesor Raoult no haber realizado estudios comparativos con uso de placebos [3]. En plena crisis, están exigiendo que un médico responsable designe un grupo de enfermos que no recibirán el tratamiento que podrÃa curarlos, lo cual equivale a sacrificarlos deliberadamente.







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